jueves, 7 de febrero de 2008

Hector Garcia




Desde 1955, Héctor García ha expuesto en diversas galerías, pero ahora con el desafuero a Andrés Manuel López Obrador que en este momento sacude a las conciencias, creo que la exposición que más ha de recordar es aquella en el museo que dirigía Carlos Pellicer, en Villahermosa, Tabasco, y es ahora el Museo Carlos Pellicer. Su obra fotográfica tiene otro común denominador con la de Andrés Manuel López Obrador; la preocupación social que jamás lo abandona y le da un sello inconfundible. ¿Qué es lo que llama a Héctor? La calle y los de a pie.

Héctor García fue bracero y compartió la suerte de los ''espaldas mojadas", retrató la sangre en la nieve a finales de la Segunda Guerra Mundial, trabajó en el mantenimiento de las vías del ferrocarril para los transportes de material de guerra en trenes y furgones y, muy joven, vio un accidente mortal. En una ocasión, Enrique Borrego, director de la Extra, le dijo: ''Hombre, usted es un buen fotógrafo y le voy a dar la mejor fuente, la de Sociales. Es una oportunidad que les doy a muy pocos".

De allí su espíritu crítico y esa foto extraordinaria tomada en la antigua sede de Relaciones Exteriores, en la avenida Juárez, de una mujer de entallado vestido strapless a quien el secretario don Manuel M. Tello está a punto de pisarle la cola. A esta foto tomada en 1947 le puso Héctor Nuestra señora sociedad.

La fotografía de Héctor García es una gran aportación a la historia de nuestro país. Le da un sentido social, como lo hicieron en su época Tina Modotti, Hugo Brehme, Sergei Eisenstein, Edouard Tissé, Manuel Alvarez Bravo que Héctor despidió en el cementerio con un ''Adiós maestro", los hermanos Mayo, Francisco, Faustino, Pablo y Julio, Nacho López, Armando Salas Portugal, Mariana Yampolsky y Enrique Bostelmann y muchos más que siguieron sus pasos y le dieron preminencia a la calle como lo hizo Cartier-Bresson, que se dedicó a retratar los grandes momentos de su época al igual que otro de los grandes, Robert Capa, ambos cronistas de España, China, Cuba y la Unión Soviética. Si en Cartier-Bresson es muy clara la preocupación estética, precisamente porque a la fotografía añade su vocación por la pintura, en Héctor García salta a la vista la preocupación social que se remonta a sus orígenes. Jamás olvida Héctor a La Candelaria de los Patos.

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